sábado, 17 de marzo de 2012

Última primera semana.

Uno nunca piensa en que va a llegar un momento así. Porque uno siempre quiere ser chico, y ser dependiente, y no hacer ninguna tarea y jugar todo el día. Y cuando uno es muy chico le tiene miedo al colegio, después a la media, después a la u y finalmente al trabajo. Y aquí estamos. Son etapas que se vencen y tienen lo bueno. Esta semana fue agotadora. El primer día llegué con el colon en la mano, a la vida, me tocaba un tema muy desconocido. Pasé hambre, dolor de piernas, pollos en la cara, vómitos, pipí, el viernes una faringitis asquerosa (quiero morir), mucho que leer (y que mucho no me gusta), mucho que escribir, calor, frío, etc. Nunca había valorado tanto un fin de semana, y eso que recién es la primera semana de lo más parecido a un trabajo que haré. Pero todo eso tiene su recompensa: la satisfacción de hacer lo que quieres, de obtener cosas a cambio, independencia y éxito. La última primera semana.